Cuando leemos tenemos diferentes motivaciones, generalmente nos iniciamos en el mundo de la “lectura” (repetición entonada de frases con sentido) en la primera infancia, luego algunos desarrollamos gusto por la lectura recreativa (comics, revistas, novelas etc.), importante para crear hábito y gusto por la lectura; y está la lectura para estudiar o comprender un tema específico.
Comprender lo que se lee es la esencia de la lectura, pues no tendría sentido leer solo por ejercitar la vista o la capacidad de reconocer letras o signos; sería como realizar una lectura de un texto en un idioma que no conocemos.
Cuando se lee se asumen posturas frente a la lectura según el grado de conocimiento que posee el lector frente al tema o área de lectura, dependiendo de esto el texto puede ser más importante que el lector, pero esto no es aceptado por muchos lectores; en otro caso el lector es mas importante que el texto ya que se poseen conocimientos previos sobre la lectura y se busca es contrastar o ampliar puntos de vista.
Una tercera forma de interactuar con las lecturas es cuando dialogamos con el autor relacionando nuestros conocimientos o preconceptos con la innovación que ofrece la lectura; es aquí donde iniciamos la comprensión que nos permite construir significados a partir del texto o resignificar los propios a partir de la reflexión crítica.
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